Los depósitos bancarios son uno de los productos bancarios más populares por su comodidad, seguridad y su fácil contratación. Además, existen multitud de tipos de depósitos bancarios: los depósitos bancarios a plazo, a vista, estructurados, combinados o referenciados, remunerados o cuentas de ahorro, los de interés variable e incluso con ventajas fiscales. La rentabilidad económica de este producto depende de la inflación, de la Tasa Anual Equivalente (TAE) y de la tributación aplicada a los beneficios. En este artículo vemos cómo tributan los depósitos bancarios en la declaración de la renta.
📌 Índice
Tipos de depósitos bancarios
Como hemos adelantado en la introducción de este artículo, existen varios tipos de depósitos. Algunos de ellos son:
- Los depósitos a plazo: aquellos mediante los cuales el usuario cede una cantidad de dinero concreta al banco durante un período también determinado.
- Los depósitos a vista: permiten extraer el dinero contenido en ellos en cualquier momento.
- Los depósitos remunerados: su rentabilidad está sujeta al IRPF (Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas).
- Los depósitos a interés variable están sujetos a un índice de referencia determinado, por lo general el Euríbor.
- Los depósitos con ventajas fiscales, son aquellos que quedan libres de tributación después de cinco años
- Los depósitos estructurados fían su rentabilidad a determinados índices bursátiles.
Para entender cómo tributan los depósitos es necesario entender una serie de conceptos. Vemos las claves:
Las claves de la tributación de depósitos bancarios
Base de ahorro
Hacienda suma la remuneración económica que obtiene un particular a partir de un depósito bancario con todas las demás ganancias que haya logrado el usuario con otros productos financieros durante todo un año. Al resultado de esta suma (rentabilidad del depósito bancario + rentabilidad del resto de productos financieros) se le denomina ‘base de ahorro’. Y, por cierto, a esta cifra habrá que restarle las deducciones correspondientes.
Tramos
Una vez tenemos la base de ahorro (también llamada ‘base imponible del ahorro’), toca tributarla. Su tributación es directamente proporcional a las ganancias, y a cada tramo de ingresos (de 0 a 6.000 euros o de 6.000 a 24.000€, por ejemplo) se le aplicará diferentes porcentajes de tributación. Así, los primeros 6.000 € de la base de ahorro tienen un porcentaje de tributación del 19%. Los números que van desde los 6.000 hasta los 50.000 euros, por su parte, tienen una tributación del 21% y de 50.000€ en adelante, del 23%.
Retenciones
Por otra parte están las retenciones. ¿En qué consiste la retención? Básicamente, es que el banco se quede con una parte del dinero que gana su cliente con un depósito. ¿Cuánto se queda el banco? El 19% del total en caso de que la base de ahorro sea igual o inferior a 6.000€; el 21% si la base imponible oscila entre los 6.000 y los 50.000€; y el 23% cuando la base de ahorro supera los 50.000 euros.
Por otro lado, es necesario destacar que las retenciones bancarias son progresivas, graduales o escalonadas: si un usuario ha recibido una remuneración de, por ejemplo, 70.000€, deberá abonar un 19% por los primeros 6.000 euros de esa cifra; un 21% por los 30.000 euros que se encuentran en el tramo intermedio; y, por último, un 23 por ciento por toda cifra que se encuentre por encima de los 50.000 euros.
Compensación
La última de las claves para entender cómo tributan los depósitos bancarios es la compensación. Una de las principales ventajas de esta clase de productos financieros es que permiten la compensación de su rentabilidad con las pérdidas que haya podido sufrir el cliente con otros productos financieros que tuviera contratados. Esto es útil porque permite al usuario abonar impuestos única y exclusivamente por sus ganancias y no por el dinero que ha invertido.