La financiación es un recurso al que podemos acudir cuando nos encontremos en un apuro económico; ante emergencias de última hora que no se ajustan a la cantidad de dinero que ingresamos cada mes; o cuando queremos realizar inversiones como, por ejemplo, comprar un coche necesitamos saber qué tipo de financiación necesitamos. Ante esta situación, se suele acudir a préstamos personales o préstamo bancario, que son los productos financieros pensados para este fin. Sin embargo, cada vez es más común acudir a tarjetas de crédito, ya que las numerosas promociones con descuentos y sin intereses las están convirtiendo en alternativas muy atractivas como línea de crédito. Pero, ¿préstamo o tarjeta de crédito?, ¿financiación interna o financiación externa? ¿qué me conviene más?
Para decidirnos por un producto u otro será conveniente conocer cómo funciona cada uno de ellos y sus principales diferencias e implicaciones como: los tipos de interés que ofrecen, método de financiación, los plazos de devolución del capital prestado, tipo de financiación, etc. Así podremos averiguar cuál es la mejor alternativa según nuestras necesidades particulares y poder solicitarlo en algunas entidades financieras. Vemos a continuación en qué consiste cada uno de ellos y sus ventajas e inconvenientes:
📌 Índice
Por qué contratar un préstamo: funcionamiento
Necesitar una cantidad de dinero a última hora es una de las situaciones por las que los usuarios optan por solicitar un préstamo personal o una financiación para empresas que conllevan planes de negocio. Estos no son muy recomendables si la cifra que queremos financiar es bastante alto por los tipos de intereses, devoluciones o cláusulas que luego conlleva. Sin embargo, es conveniente conocer ciertos aspectos que determinarán si el recurso se adapta o no a nuestras necesidades financieras como, por ejemplo, el plazo de devolución y el tipo de interés que determinará la cuota mensual a pagar algo común en cualquiera de las formas de financiación.
Pedir un préstamo personal consiste en solicitar una cantidad de dinero al banco, quien fijará un plazo de devolución (crédito bancario) es una fuente de financiación. Así se determinará la cuota que tendremos que pagar mes a mes para devolver el capital prestado. Una ventaja que tenemos con este producto es que los préstamos personales ofrecen la tranquilidad de saber lo que tenemos que pagar cada mes, sin sorpresas.
Cómo funciona una tarjeta de crédito
Una tarjeta de crédito es una especie de mini depósito que tenemos en nuestra entidad bancaria. Más concretamente, la entidad financiera en cuestión fija una cantidad máxima de dinero que puede gastar el usuario, aunque no siempre es así. Todas las operaciones que vayamos realizando durante un periodo de tiempo determinado, que generalmente suele ser de un mes en nuestro país, se irán acumulando y al finalizar este se hará un cargo a la cuenta bancaria a la que esté ligada la tarjeta.
En este momento tendremos que contar con esta cantidad de dinero en nuestra cuenta, ya que será entonces cuando devolvamos el capital prestado por la entidad financiera. En caso de no ser así, la entidad podría cargar una serie de intereses derivada del impago conocida como TAE o Tasa Anual Equivalente. Además, también debemos tener en cuenta que es posible que tengamos que afrontar gastos mensuales o anuales asociados a la tarjeta de crédito como, por ejemplo, una comisión de mantenimiento.
Eso sí, algunas de las ventajas de las tarjetas de crédito son los numerosos descuentos, cuotas sin intereses y promociones que ofrecen y que las convierten en uno de los productos más atractivos del mercado. Además, en caso de tenerlo, los tipos de interés y gastos asociados podrán variar según el tipo de tarjeta y según la entidad expedidora. El principal inconveniente de las tarjetas de crédito es que debemos tener cuidado si no queremos llevarnos una sorpresa a final de mes.
¿Qué es más barato? Préstamo o tarjeta de crédito, dependiendo del tipo de financiación
Entonces, ¿préstamo o tarjeta de crédito? Desde Precio.com recomendamos analizar el uso que le vamos a dar a este producto bancario. Generalmente, se suele recurrir a los préstamos personales para realizar inversiones a largo plazo que, además, dan la tranquilidad de tener una cuota fija mensual. Esto da la posibilidad de llevar un mayor control de tus finanzas personales que te permita mantener un equilibrio en tus cuentas.
Por otra parte, las tarjetas de crédito son perfectas cuando tenemos un gasto imprevisto o a corto plazo que no seríamos capaces de cubrir en ese momento. Es una opción que nos permite no llevar dinero en efectivo encima. Además, muchas entidades cuentan con incentivos o programas de fidelización con ventajas adicionales. Aunque debemos tener presente que es un producto del que es peligroso abusar.
Sin duda, estos dos productos financieros son tipos de financiación cuando queremos o necesitamos determinada cantidad. Puede ayudarnos en un momento de nuestra vida, pero no es aconsejable que estos tipo de financiación sea costumbre. Ya que, sus intereses, devoluciones o cualquier otro tipo de cláusula que conlleven, pueden hacer que no sea seguro para nuestra estabilidad. Plantearse si de verdad se necesita esa financiación es una de las primeras preguntas que debemos de hacernos a la hora de contratar cualquier tipo de financiación.