Solicitar una hipoteca a una entidad bancaria es un proceso que requiere de presentar una determinada documentación. Normalmente, datos personales básicos, justificante de ingresos, Documento Nacional de Identidad, etc. así como cumplir con ciertos requisitos. ¿Estás pensando en solicitar una hipoteca en 2020? A continuación vemos al detalle cuál es la documentación necesaria. Además, veremos los requisitos que las diferentes entidades bancarias exigen a sus clientes, las claves de las hipotecas variables y fijas y algunos consejos para solicitar tu hipoteca.
📌 Índice
Requisitos y documentación necesaria para solicitar una hipoteca en 2020
Entre los requisitos básicos para pedir una hipoteca en el presente año 2020, podemos mencionar que deberás disponer de un trabajo estable, fijo e indefinido en el que, además, cuentes con cierto grado de antigüedad. Por otro lado, deberás disponer de unos ahorros que supongan, como mínimo, el 40 por ciento del valor de mercado del inmueble que quieres hipotecar, así como de unos ingresos mensuales que te permitan hacer frente a las cuotas (pagos mensuales de la hipoteca) todos los meses.
Por otra parte, muchas entidades bancarias te pedirán que hagas gala de un buen historial crediticio, libre de fraudes, retrasos en los pagos y otras irregularidades que manchen tu imagen como prestatario. Y, por último, en caso de que nuestra posición como solicitantes del préstamo hipotecario no esté del todo consolidada a pesar de cumplir con todos los requisitos mencionados hasta ahora, tendremos la posibilidad de aportar algún tipo de garantía y/o aval que refuerce nuestra posición.
La documentación básica que suelen exigir las entidades bancarias para solicitar una hipoteca es la siguiente:
- El DNI (Documento Nacional de Identidad)
- El IRPF (Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas) actualizado
- Todos los justificantes de nuestros ingresos
- Las escrituras oficiales de las viviendas en propiedad
- Los últimos recibos de alquiler y otros
- El extracto del banco más reciente
- Y el documento de nuestra vida laboral al día.
Consejos para solicitar una hipoteca
Antes de solicitar una hipoteca a tu entidad bancaria, es recomendable, primero, que recabes información básica y general sobre hipotecas y otros productos bancarios similares. De esta manera te familiarizarás con conceptos como ‘plazo de devolución’, ‘anticipo’, ‘cuota’ o ‘tipo de interés’. Será de gran ayuda a la hora saber si las condiciones hipotecarias son convenientes o no. Por otro lado, es conveniente comparar ofertas y aventurarse a negociar las condiciones con las entidades bancarias. Para ello, te recomendamos que acudas a un profesional financiero que te pueda asesorar con el proceso de solicitud hipotecaria.
Cuando ya hayas elegido tu hipoteca y el banco te haya dado el visto bueno, lo más conveniente es que unos días antes de firmar ante notario lo analices detalladamente junto a tu asesor financiero para asegurarte de no aceptar ningún tipo de cláusula abusiva. Si sigues todos estos pasos, el día de la firma oficial acudirás a la oficina con la tranquilidad de llevar los deberes hechos y que todo está según tus necesidades.
¿Hipoteca a tipo fijo o a tipo variable?
Escoger entre hipotecas variables o fijas. Esta es la duda que más frecuentemente asalta a cualquier persona que se decida a pedir un préstamo hipotecario. Ahora, la decisión se complica debido a los tipos de interés tan reducidos en ambas modalidades.
Lo primero que hay que tener presente es que no existe un modelo mucho mejor que otro, sino que el tipo de hipoteca podrá ser más o menos adecuado a ti en función de tus necesidades y de tu perfil económico.
Hace unos años, las diferencias entre los tipos de interés de las hipotecas fijas y variables era mucho más acusadas. Las hipotecas fijas tenían unos intereses más elevados al carecer de riesgo, sin embargo, las condiciones de estos productos han mejorado y no son tan diferentes, lo que dificulta la elección. Vemos a continuación qué es una hipoteca fija, una hipoteca variable y las claves y características de cada una de ellas:
Hipoteca fija
Las hipotecas de tipo fijo son aquellas en las que la cuota mensual a pagar por el hipotecado no varía. Están sometidas a un interés que se acuerda con el banco en el momento de su contratación y que se mantendrá constante siempre que se cumplan las condiciones pactadas. Está pensada para aquellos que no son partidarios del riesgo y que están dispuestos a pagar unas cuotas un poco más altas con tal de no acogerse a índices variables. El plazo de duración de la hipoteca fija se acordará con la entidad financiera. Eso sí, hay que tener presente que cuanto mayor sea su duración, menor será la cuota mensual a pagar, pero seguramente se paguen más intereses.
Ventajas de las hipotecas de tipo fijo
Las personas que decidan asumir una cuota un poco más alta con la condición de que se mantenga constante (tipo fijo) contarán con ciertas ventajas. Las principales son:
- Estabilidad de cuotas: los pagos hipotecarios mensuales siempre serán iguales porque no dependen de ningún índice de referencia. Esto permitirá saber qué cantidad se va a pagar cada mes y permitirá llevar una previsión de gastos.
- Condiciones asequibles: los tipos de interés de las hipotecas de tipo dijo han disminuido considerablemente pudiendo encontrar hipotecas por debajo del 2 por ciento.
- Seguras: como no dependen de ningún índice de referencia, el hipotecado podrá estar tranquilo de que su cuota mensual no subirá en caso de que el Euríbor, por ejemplo, presentase un aumento muy acusado.
Desventajas de las hipotecas fijas
A pesar de haberse convertido en un producto con cada vez menos desventajas, aun hay aspectos que debemos tener en cuenta:
- Intereses más altos y plazos más cortos: la cuota mensual a pagar será más elevada que en las hipotecas de tipo variable.
- Comisiones en caso de amortización anticipada: se penalizan los cambios, pudiendo ser de hasta un 2 por ciento del importe devuelto.
- Mayor comisión de apertura.
Hipotecas variables
En contraposición encontramos a las hipotecas de tipo variable. Estas hipotecas cuentan con dos elementos principales:
- Un porcentaje fijo previamente pactado entre cliente y banco y que se mantendrá siempre constante.
- Un interés variable que dependerá de las fluctuaciones de un índice de referencia: el euríbor, por ejemplo. Las subidas o bajadas de este determinarán el interés mensual.
Ventajas de las hipotecas de tipo variable:
En caso de optar por asumir un poco riesgo para contar con unas cuotas más bajas, podremos contar con las siguientes ventajas:
- Plazos de amortización más largos: es posible encontrar hipotecas variables con hasta 40 años de plazo. Debemos tener en cuenta que a mayor plazo, menor cuota mensual, pero a la larga se pagarán mayores intereses.
- Menor cantidad de comisiones: en caso de tenerlas, suelen ser más bajas. La mayoría de entidades que operan online suelen ofrecer estas hipotecas libres de comisiones.
- Más económico a corto plazo: suelen poseer intereses más bajos debido a que el índice de referencia de la mayoría de hipotecas (Euríbor) suele estar en negativo.
Desventajas de las hipotecas variables
A pesar de lo atractivos que resultan sus tipos bajos, también cuentan con ciertos aspectos que hay que tener presentes:
- Cuotas inestables: el índice de referencia habitualmente varía cada 6 o 12 meses.
- Durante el primer año las mensualidades serán más altas: las hipotecas variables suelen contar con un interés inicial más alto el primer año. Después, se liga al índice de referencia.
- Posibilidad de tener cuotas caras a largo plazo: si el índice de referencia aumentase mucho en el futuro, las cuotas mensuales aumentarían de manera notable.
Pasos a dar para solicitar una hipoteca
Por último, debemos tener claros los pasos a dar para solicitar un préstamo hipotecario a una entidad bancaria. Son los siguientes: asegurarse de que cumplimos con toda la documentación y requisitos necesarios; comparar y negociar ofertas; escoger nuestra hipoteca y presentar la documentación pertinente en las oficinas de la entidad bancaria correspondiente; revisar el borrador del contrato hipotecario; realizar una provisión de fondos; acudir al notario junto con un asesor personal para revisar el contrato; y, por último, oficializar el préstamo hipotecario.