Existen una gran cantidad de productos bancarios que podemos elegir a la hora de abrir una cuenta bancaria para administrar nuestro capital. Todos estos productos y servicios se dividen según las condiciones que ofrecen.
Así por un lado tenemos las cuentas corrientes, las más simples del mercado y sin remuneración por el dinero que mantengamos dentro. Únicamente sirven para gestionar nuestro capital y acceder a él mediante cajeros. Los bancos suelen emitir con estas y otros tipos de cuenta similares tarjetas de crédito o débito, para pagar y retirar dinero.
Similar a las cuentas corrientes existen las cuentas nómina, con la diferencia de que estas ofrecen una serie de ventajas a los clientes que domicilien su nómina en el banco. Al permitir domiciliar el salario los bancos suelen ofrecer cuentas sin comisiones , remuneración por ahorros, regalos... Aunque no todas las nóminas valen, deben asegurar unos ingresos mínimos mensuales.
Las cuentas de ahorro o remuneradas están pensadas para otro tipo de cliente, el que está interesado en ahorrar y obtener un beneficio gracias a tener su dinero dentro del banco. La particularidad de estas cuentas es que no permiten ciertas gestiones como domiciliar nóminas, domiciliar recibos o no tener tarjeta de débito asociada.
Además de estas tres, existen cuentas dedicadas a diferentes sectores de la población dependiendo de su situación. Se suelen dar 3 casos: las cuentas infantiles para menores de 15 años, las cuentas para jóvenes de entre 15 y 30 años y las cuentas para pensionistas. Cada una de estas tiene beneficios determinados. En estas se suelen reducir o quitar cobros como la comisión por mantenimiento.